“Una historia es como un laberinto. Entras y tienes que tomar un camino. Si éste no es el correcto, tienes que tomar otro. Siempre es como una aventura: sabes cómo entras, pero no cómo saldrás.” Cornelia Funke
Te invitamos a adentrarte en un laberinto en el que vivimos sin darnos cuenta.
Es el que nos conduce a quedarnos sin ‘tiempo de vida’.
Es el que nos lleva a precisar dos planetas para satisfacer nuestras ‘necesidades’.
Es el que nos lleva a ser lo que no somos.
Contenidos
La instalación “El Laberinto” pretende concienciar y cambiar hábitos de conducta. A través del recorrido, vemos cómo nos manejan, por ejemplo mediante técnicas publicitarias, de marketing o mensajes emocionales.
¿Sabías que el 95% de las decisiones las tomamos en el subconsciente? Las grandes marcas aplican los descubrimientos de la neurociencia para llevarnos directos a comprar. Para saber qué productos nos generan deseo o rechazo, miden el sudor de nuestra piel, el ritmo cardíaco o las expresiones faciales. Siguen con cámaras el recorrido de nuestros ojos por los estantes del supermercado: esto les ayuda a colocar los artículos de forma más estratégica. ¿Ciencia-ficción? No, la ciencia del consumo.
Siete actitudes para ‘ser consumidor feliz’
1. Lo veo, lo quiero, lo compro,… ¿lo necesito? Antes de pasar por caja, pensemos dos veces si lo que vamos a comprar lo necesitamos DE VERDAD. ¿No acabará abandonado en un armario o en la basura al poco tiempo?
2. Hagamos una lista de las cosas que tenemos en casa que no hemos necesitado o usado. Eso nos ayuda a tener un poco más de conciencia sobre lo ‘superfluo’ que acompaña a nuestras vidas y de lo que podemos prescindir.
3. Recordemos que a más consumo, más tiempo dedicado a trabajar y… menos tiempo para disfrutar de la vida. “Cuando tú compras algo con dinero, no estás pagando con dinero, estás pagando con el tiempo de tu vida que tuviste que gastar para obtener ese dinero”. José Mujica.
4. Trata de pagar en efectivo. Reducirás las compras impulsivas. Comprar con tarjeta nos resulta más fácil porque nuestro cerebro no percibe el gasto como inmediato. Por esta razón no se activan áreas relacionadas con el dolor o el desagrado. Otro descubrimiento del ‘neuromarketing’.
5. Miremos en las etiquetas el origen de los productos y cómo fueron elaborados. Optemos por los productos locales de producción más cercana y con menos impacto ambiental.
6. Huyamos de los precios sospechosamente económicos y de los períodos de rebajas. Detrás de lo ‘barato, barato’, hay una historia de explotación o una pésima calidad del producto. Las rebajas son los momentos en los que compramos cosas que no queremos realmente y nos las llevamos sólo porque nos parecen ‘un chollo’.
7. Como decía el escritor Franz Kafka… “Yo no leo los anuncios porque me pasaría todo el tiempo deseando cosas”. Cada día estamos expuestos a más de 2.000 mensajes publicitarios. Cuanto menor sea la exposición a la publicidad, menos serán nuestras tentaciones de comprar cosas que no necesitamos.
Organiza
Exposición realizada para la ONG SED
Itinerancias
Consultar con SED en vocalcompostela@sed-ongd.org